De mucho ha servido para la humanidad, la tragedia de Ayotzinapa, gracias a ella, supimos que
las fuerzas del orden, los tres niveles de gobierno existen para garantizarnos nuestra integridad
física, para cuidar que nadie nos cause daño, eso por supuesto que se encuentra escrito en todas
las Constituciones de los países civilizados, es un derecho que a los mexicanos nos cuesta la
entrega de más de un millón de vidas humanas, no fue un regalo que nos hicieron, fue un derecho
penosamente conquistado.
Faltan tres meses para que se cumplan diez años, de la desaparición de los normalistas un 26 de
septiembre del 2014. Con saña las fuerzas del orden, un grupo paramilitar, los agrede, asesinando
a tres estudiantes, a uno el gobierno de Guerrero que presidía Ángel Heladio Aguirre Rivero hace
llegar como indemnización a su familia diez mil pesos, en eso valoró el gobernador de triste
memoria, el precio de una vida, quien antes engaña a las viudas de varios campesinos asesinados,
les entrega un cheque, sin fondos, por cincuenta millones de pesos.
Fruto de ese ataque un chamaco recibe un balazo en la cabeza, que lo mantiene hoy en vida
vegetal. Asombrosamente el gobierno federal, hoy comunica que Enrique Peña Nieto nada tiene
que ver con ese crimen de lesa humanidad, quizás por ello plácidamente vive en España,
realizando negocios. Difunde que el ejército, también no tuvo nada que ver en esa tragedia.
México desde esa fecha ya no es el mismo país, clama por una tranquilidad, que se lograra cuando
se nos diga lo que realmente pasó con esos infortunados chamacos, que pudieron haber sido
nuestros hijos. ¡Porque vivos se les llevaron Vivos los queremos!. (RRF)

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