Fidel Rodríguez Ramos
Un gran fruto de la Revolución de 1910 en México, fue tener un Estado, encargado de desarrollar
la economía en el campo, la industria, para ofrecer educación, servicios de salud y salvaguardar la
integridad física de todos sus habitantes, para ello se necesitó la colaboración de la iniciativa
privada, de los particulares, pues para éstos era imposible construir enormes presas, autopistas,
aeropuertos. Sólo el gobierno, el Estado podía cumplir esa tarea.
Y lo podía hacer porque disponía de los recursos económicos, además esperar por los resultados
a largo plazo, pues su finalidad no era el lucro, la ganancia sino atender las necesidades sociales,
dar acceso a la electricidad, telefonía, a la atención en hospitales. En los pocos años en que realiza
lo anterior se observan buenos resultados.
Para nadie es desconocido, que desde el inicio de esa práctica que se da en todo el planeta, hubo
corrupción, aprovechamiento de unos cuantos para lograr grandes fortunas. En México los
primeros ricos, fueron muchos generales que participan en la Revolución. A pesar de ello en el país
se logra una autosuficiencia alimentaria, grandes proyectos educativos, como la escuela rural, la
UNAM, escuelas navales, el Instituto Politécnico Nacional. Un envidiable profesionalismo en el
manejo de la industria petrolera, en la telefonía.
El desarrollo posibilita dar empleo a una gran cantidad de solicitantes cada año; que entraran a
estudiar en la UNAM todos los aspirantes y no como hoy, donde se quedan fuera más de ciento
cuarenta mil chamacos. Increíblemente Salinas de Gortari, Zedillo, Fox, Calderón, Peña Nieto nos
vendieron la mentira de que todo ello, era lo que provocaba nuestros problemas de pobreza, que
era necesario que el Estado sólo se convirtiera en un policía, dejando que la iniciativa privada se
hiciera cargo de todo. Por eso, entrega todo el servicio de salud a un doctor de caricatura. La
telefonía a un empresario, que gracias al gobierno tiene negocios en minería, en PEMEX, tren
Maya, aeropuerto Felipe Ángeles, Sanborn´s, transporte ferroviario, a quien le da lo mismo que
gane cualquier partido la Presidencia.
Contentos los expresidentes entregaron, vendieron, regalaron, fiaron todo lo que era del pueblo
mexicano. La mentira de todo ello, se descubre cuando los particulares, en todo el planeta no
pueden hacer frente al gran problema de la pandemia del COVID-19, inmediatamente fueron a
solicitar ayuda al Estado que efectivamente los vuelve a salvar, como aquí lo hace Zedillo con los
banqueros que quiebran el sistema financiero varias veces, sabiendo que al último NOSOTROS
pagaríamos los platos rotos. La cosa, como la vemos hoy: desempleo, aumento de precios,
violencia, nos seguirá acompañando quizás más de treinta años, sino es que más.

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