Un seis de agosto de 1945, los habitantes de Hiroshima, Japón, realizaban sus actividades
normalmente, a pesar de vivir los últimos momentos de la Segunda Guerra Mundial como
enemigos de Estados Unidos de América y Rusia.
Las gentes iban a sus trabajos, los niños estaban a las ocho en sus escuelas, de pronto se escucha
el ronroneo de un avión, lo observan, pero ingenuamente creen que se trata de un
reconocimiento más del adversario, dejan de prestarle atención. Una niña jugaba en su triciclo, un
pintor realizaba su labor trepado en una escalera frente a una pared.
Segundos después se escucha un gran estallido, seguido de una fuerte luz azul y blanca. Como un
torbellino oleadas de fuego empieza a arrasar todo lo que se encontraba a su paso. Muchas casas,
edificios comienzan a arder, una especie de zumbido se propaga en diez kilómetros.
La gente cree que desde el avión se lanza una especie de serpiente de gasolina, al ir recorriendo
esa estela infernal el suelo, todo va quedando en escombros. Muchos se horrorizan, no saben qué
hacer, los sobrevivientes claman por agua, presentando sus cuerpos horribles quemaduras, su íel
empieza a desprenderse, en instantes mueren más de cien mil personas. Un río que atravesaba la
ciudad cambia de rumbo, el mortal artefacto lo lanza una nave americana Enola Gay. Que explota
antes de llegar a tierra, formando un gigantesco hongo que llega a tocar el ala del bombardero.
Empieza a llover, la gente deseosa de agua, pone su rostro frente a esa precipitación, sin darse
cuenta que las gotas eran negras, que con el tiempo les produce cáncer. De la niña, del pintor sólo
queda su silueta, sombra en la pared. La segunda bomba, ahora en Nagazaki, Japón, produce los
mismos efectos, para muchos científicos no había ya razón para arrojarlas, pues Japón ya tenía
perdida la guerra. No se sabe en realidad cuanta gente muere, miles resultan afectados.
Ahora no se sabe que efectos tienen las nuevas armas nucleares sobre la tierra o gentes, sólo
hay pruebas que una de ellas, puede paralizar toda la comunicación, servicios en fracción de
segundos. (RF)

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