Alejandro Martínez Castañeda

Para superar el modelo hegemónico capitalista que permita una economía al servicio de las
necesidades de las personas, es imprescindible transformar el modelo empresarial convencional.
En el marco de la Economía Social y Solidaria (ESS) se deben multiplicar los proyectos que incuben
emprendimientos que incorporen los principios que enarbola la ESS.

“La palabra emprendimiento para hacer referencia a la gestación de un nuevo proyecto
empresarial tiene hoy en día toda una serie de connotaciones: pareciera que este tuviera más
fuerza, transmitiendo más glamour, seguridad y novedad. Por el contrario, la ESS quiere
aproximarse a este concepto, adjetivarlo, dotarlo de un carácter social y poner el foco en la
creación de valor positivo para la sociedad, generando un estímulo por el cambio y creando
proyectos muy ligados a la satisfacción de las necesidades sociales”, coinciden especialistas en el
tema.

De manera general, el emprendimiento, desde la lógica de la ESS, constituye una alternativa de
creación de empleo de calidad, flexible y estable, enmarcado en objetivos estratégicos como son
la lucha contra la despoblación y el aprovechamiento racional de los recursos naturales
respetando el entorno y el medio ambiente. Es, en efecto, una herramienta de transformación
social, lo cual incluye la visión de responsabilidad ambiental, inclusión social y enfoque de género.

En este tipo de iniciativas se promueven valores relacionados con la cooperación, la reciprocidad,
la autogestión, la solidaridad, la democracia y la equidad, desde una perspectiva transformadora
que persigue construir economías más comunitarias, democráticas, equitativas, inclusivas y
sostenibles. En otras palabras, economías sustentables, feministas, ecológicas y solidarias.

Emprender desde la ESS es una oportunidad de poner en práctica nuestros valores y de
transformar la realidad hacia una sociedad más justa y solidaria, considerando que el capitalismo
en su fase neoliberal es un modelo que conlleva pobreza, desempleo, desigualdad social y
depredación del medio ambiente.

Diversos estudios demuestran que los emprendimientos cooperativos son entidades más
resilientes, que generan un mayor nivel de satisfacción y compromiso y que en ellas las decisiones
de gestión procuran el desarrollo de las personas. Las cooperativas son una fórmula de

emprendimiento atractiva porque suponen una oportunidad de autoorganización y autogestión
del trabajo para la ciudadanía.

A nivel comunitario, las cooperativas constituyen una alternativa de organización comunitaria para
el desarrollo endógeno y, como tal, deben contribuir al fortalecimiento del aparato productivo y la
mejora de la calidad de vida de la población al poner en práctica el más novedoso de los principios
cooperativos: el interés por la comunidad, refiere la literatura especializada.

El emprendimiento cooperativo “significa ser capaz de producir la semilla que sembramos, los
alimentos que comemos, los vestidos que llevamos y los bienes y servicios que necesitamos y
quebrantar con ello la dependencia económica, cultural y tecnológica que ha paralizado nuestro
desarrollo”, destaca el especialista Guido Franco.

En ese sentido, es importante resaltar que las empresas o proyectos que se desarrollan desde la
ESS tienen un vínculo con el territorio donde se encuentran, por lo que promueven el desarrollo
comunitario centrado en las necesidades de las personas.

Fuente: https://www.economiasolidaria.org/noticias/por-que-emprender-desde-ess-es-positivo-
para-la-persona-la-empresa-y-la-sociedad/

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