Todas las naciones tienen graves problemas, para resolver las necesidades más importantes de
su población como la falta de trabajo, el aprovechamiento de sus recursos naturales, sobre el
cómo atender los problemas de drogadicción, salud, la violencia, la falta de un gobierno
comprometido con su pueblo.
Mucho de lo anterior se ha resuelto, gracias a la escuela, en México existió una perfecta, al grado
de que una premio Nobel, la chilena Gabriela Mistral vino a conocerla, emocionada se queda para
poner su granito de arena. Esa escuela era apoyada por toda la sociedad, porque promovía la
agricultura, la industria de una manera agradable, como un juego la tomaban los niños, que
contentos se dedican a criar abejas, pollos, puercos, palomas, cultivar hortalizas, hacer pan,
conservas de fruta, bancos de madera.
Las mamás emocionadas acudían a preparar desayunos para los escolapios, en la Estación de
Pátzcuaro, gratuitamente los adultos enseñaban carpintería, herrería, idiomas, en una escuela
modelo que inaugura la esposa del entonces presidente Adolfo López Mateos que nacionaliza la
industria eléctrica en México. Los ejidatarios regalan una parcela a la escuela Ibarra.
Algo que cuesta muchos esfuerzos, dinero, con saña es destruida en gran parte, por las diversas
administraciones presidenciales. Tanto que hoy nos hemos convertido en grandes importadores
de comida, se ha desalentado el cultivo de maíz, frijol. Muchas escuelas normales públicas, rurales
donde se formaban maestros comprometidos con su pueblo, han desaparecido. Japón no tiene las
riquezas de México y, sin embargo, es una potencia mundial, gracias a sus expertos en tecnología
electrónica. Cuba ni de chiste posee lo que hay en México, bosques, petróleo, oro, litio y es una
potencia médica mundial, sus médicos acuden a África o a donde se requieren sus servicios.
La escuela pública mexicana, debe recuperar lo mucho que tenía, hoy nos avergonzamos, ante la
idea de que nuestros hijos pudieran ser unos verdaderos expertos en agricultura, por ello el
gobierno feliz ha cerrado muchas escuelas de agricultura. A muchos no nos interesa el que las
nuevas generaciones se preparen para ser veterinarios, doctores, expertos en bosques,
acuicultores, ingenieros petroleros, forestales, al cuidado de suelos. Muchos ignoramos que
“antes” había la carrera de ingeniero petrolero, de minas en la Universidad de Guerrero. Hoy
hacen falta escuelas de arqueología, medicina, historia, electricidad, pesca, muchos moriremos sin
haber probado el abulón, el pepino de mar que se exportan.
La nueva “profesión” que alientan los partidos, las autoridades, es la de ser políticos para ver que
se llevan como presidentes municipales, senadores, diputados, gobernadores o como Presidentes
de la República, tanto se llevan, roban, éstos últimos que jamás sabremos cuanto verdaderamente
hurtan, de una gran riqueza que estaba destinada para las nuevas generaciones. (RF)

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