Hasta hoy sigue siendo legal, el que los expresidentes hayan hecho con nuestro país, lo que
desearon, entregar casi la totalidad de nuestros bienes. Nunca imaginaron que un día, por lo
menos se les marcaría el alto, de que se llamara a quienes se adjudicaron esos bienes de una
manera abusiva, para usarlos durante un siglo y, al fin de éste regresarlos a sus verdaderos
dueños, ya no en el estado en que los recibieron sino arruinados, saqueados a más no poder.
Legalmente esos bienes fueron entregaron por los llamados poderes judicial y legislativo, hoy el
próximo 18 d octubre la nueva presidenta Claudia Sheimbaum, tendrá una reunión con cincuenta
empresas trasnacionales que tienen negocios en la banca, minería, transportes, energía, industria,
turismo, agricultura a ellas seguramente se les dirá que por el bien de todos, las cosas deben
cambiar, porque el anterior proyecto impulsado por los expresidentes de México, desde 1982 ha
causado la pobreza de más de 50 millones de compatriotas, la falta de atención médica a ellos.
Nada se puede arreglar a causa de una monstruosa deuda externa, que nos chupa cada año más
de 500 mil millones de pesos, además, de que por ley debemos dar anualmente 70 mil millones de
pesos a banqueros extranjeros, hasta el 2070.
Cuadros dramáticos se observan en las ciudades, pues millones de campesinos, jornaleros,
indígenas, jóvenes, mujeres han venido a ellas por la falta de oportunidades en sus comunidades a
causa de la pobreza, del robo y violencia, se les han invadido tierras con la finalidad de explotar
sus bosques, su subsuelo rico en oro, plata, cobre. Quienes se oponen a ello han sido
desaparecidos, asesinados eso lo vemos en Michoacán, Morelos, Guerrero con más crudeza.
Ya es un delito exigir educación para todos, los más elementales derechos en cualquier trabajo,
donde hay salarios miserables, falta de pensiones o jubilaciones que deberían garantizar los
patrones o el gobierno. A quienes detentan las riquezas no les interesa cuidar el medio ambiente,
pues envenenan el suelo, el agua.
Creíamos que bastaba con llevar al triunfo a Obrador y a Sheimbaum, pero eso no basta, urge
que la sociedad, los pobres nos organicemos para empezar a construir un nuevo país, no para los
muchos viejos que somos nosotros, sino para las generaciones futuras. A ello se oponen los
partidos políticos, y no debemos consentir en ello, ya basta de que hayan monopolizado un quehacer que nos pertenece.