Alejandro Martínez Castañeda
De acuerdo con especialistas en la materia, el concepto de Economía del Cuidado (EC), data de los
años setenta y nace dentro de la corriente de la economía feminista, “la cual lo define como el
estudio de todas las actividades, bienes y servicios necesarios para la reproducción cotidiana de las
personas, particularmente de las especificidades del trabajo de las mujeres, tanto en la esfera
reproductiva como en la productiva”.
Es decir, la EC incluye tanto el trabajo de las mujeres tanto en el ámbito del intercambio mercantil
como en el del hogar, vinculado con la atención, cuidado y reproducción de sus miembros, así
como con el desarrollo económico de los países y el bienestar de sus poblaciones. Desde esta
perspectiva, se considera que el cuidado es la piedra angular de la economía y de la sociedad
(CNDH, 2019).
En el marco del Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo, el 29 de octubre pasado, la
Organización Internacional de Trabajo (OIT) para América Latina y el Caribe, hace una reflexión
sobre la importancia de la EC como pilar de justicia social y analiza cómo la inversión en este
sector es clave para avanzar hacia la igualdad de género y el trabajo decente en la región.
“Las economías y sociedades globales dependen profundamente del trabajo de cuidados, tanto
remunerado como no remunerado, para su funcionamiento y progreso. Desde atender las
necesidades físicas, emocionales y psicológicas de personas menores y mayores, hasta servicios
como la salud y la educación, el cuidado es esencial en todas las etapas de la vida”, afirma el
mencionado organismo.
Dicho trabajo se realiza en diferentes ámbitos: en los hogares, por instituciones estatales,
organizaciones sin fines de lucro y empresas privadas. Sin embargo, la forma en que se proveen y
recompensan estos cuidados tiene un impacto profundo en la igualdad de género y en el
desarrollo social y económico.
En reconocimiento a su importancia, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 29 de
octubre como el Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo. Esta fecha busca generar conciencia
sobre el papel central de los cuidados en nuestras sociedades y promover un cambio necesario en
su organización y valoración.
De acuerdo con estimaciones de organismos internacionales, actualmente el 76 por ciento del
trabajo de cuidados no remunerado a nivel mundial recae en las mujeres, un desequilibrio que
perpetúa desigualdades. En América Latina y el Caribe, este tipo de trabajo representa un tercio
del empleo femenino. En algunos sectores como el del trabajo del hogar, con 15 millones de
trabajadoras del hogar en la Región, el 76 por ciento estaba en situación de informalidad.
“El Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo nos recuerda que el cuidado no es solo una
necesidad; es un acto de justicia. Promover sistemas, políticas y licencias de cuidado más fuertes e
inclusivos es la base de un mundo más equitativo, donde el bienestar colectivo y el trabajo
decente vayan de la mano”, destaca la OIT.
Por su parte, la CEPAL ha planteado la necesidad de un cambio paradigmático: avanzar en la
construcción de la sociedad del cuidado, que ubica en el centro la sostenibilidad de la vida y del
planeta. Esto supone una transformación profunda en las dimensiones social, económica y
ambiental del desarrollo, ya que reconoce el papel de los cuidados para la sostenibilidad de la vida
y del planeta, y considera la ecodependencia (dependencia humana respecto de la naturaleza), la
interdependencia entre las personas y el cuidado como una necesidad, un trabajo esencial y un
derecho.